• Alzó los ojos al cielo buscando sin saber qué es lo que deseo saber, busco la respuesta de una pregunta que no conozco e ilusamente creo que tú sabrás responder.

    Observó todo a mi alrededor pero no reconozco aquello que antes me era tan íntimamente familiar, en un abrir y cerrar de ojos se ha esfumado.

    Mi mente se ha bloqueado está agotada y no desea luchar más, tomo las llaves y huyó a toda prisa no alcance a detenerle el paso, la vi entrar en una gran torre amurallada, intente gritar tan alto como pude más mis gritos no le convencerán de abrir.

    Se siente tan harta de que nada le cause emoción se reprocha que siempre está mirando el mismo cielo, recorriendo los mismos caminos, está aburrida del suelo que ve día tras día.

    Reconoce en ella misma a una extraña que ha perdido la capacidad de asombrarse ante lo bueno y lo malo. Me acusa sin piedad de haber dañado su relación con las emociones. No comprende cómo llego al punto de sentirse vacía, me escupe en el rostro iracunda que en otro tiempo nuestro corazón ardía con pasión. Me cuenta desolada que él era un amante insaciable que siempre demandaba cada vez más su atención, mostrándole aquello que no debe ser razonado, abriéndola a cosas que no tienen lógica y por eso eran experiencias únicas. Lentamente el corazón se agotó de estar mostrándole a quien no podía dejar de cuestionarse los ¿porqué? y comenzó a perder el interés dejándose morir...

    Incrédula lo vio tapiar puertas y ventanas para no salir jamás de su refugio. Mi mente se culpa de haber asesinado la pasión que guiaba al corazón, nunca pudo dejar de cuestionar los ¿porqué? de la vida, todo debía ser explicado, le quito lo mágico a la vida hasta insensibilizar al corazón, ahora nadie le muestra la belleza de lo ilógico. No hay nada que pueda sacarla de su negación...

    Tomo la daga de la razón con la que apuñaló a ese dulce y apasionado amante dejándolo en una agonía lenta, no puede estar siquiera cerca de él pues se encerró manteniéndola alejada no podía soportar que incluso en esos momentos siguiera cuestionando el porqué de su acción.

    La escucho sollozar tras los gruesos muros, soy consciente del dolor que la carcome.

    Cuando tu corazón ha perdido la alegría y pasión que lo guiaba y tu mente está harta de razonar solo dejan un ente que vaga sin emociones... no existe el dolor, no hay odio, la alegría se esfumó. Te vuelves un ser vacío que sigue el mismo camino día con día sin entender que le falta para estar completo.