DECLARACION DE INDEPENDENCIA DE 1844
La caida de Boyer en Haití deja a Hérard al mando de aquella nación convulsionada. Aquí Juan Pablo Duarte y los trinitarios arrecian e intensifican sus labores separatistas.
Las actividades e intenciones de la separatistas y en especial la de los Trinitarios le fue denunciada a Herard en Haití, quien viene en persona a supervisar la zona dominicana. Al Ilegar a Dajabón se encuentra con la realidad de que, a pesar de los esfuerzos del predominio haitiano, los habitantes del Este seguían manteniendo su idioma y sus costumbres. En Santiago se desató la persecución de los Separatistas con el arresto de numerosos patriotas. La misma se traslada a San Francisco de Macorís y Cotuí, donde Matías Ramón Mella fue hecho prisionero.
A la llegada de Hérar a Santo Domingo se hace notable el rechazo a su presencia en nuestro territorio. Los Trinitarios tuvieron que escapar ante el despliegue militar llevado a cabo por Herard para tomar el control y así detener la marcha de los acontecimientos separatistas.
Perseguidos con tenacidad, Duarte y algunos compañeros tuvieron que embarcarse clandestinamente rumbo a Saint Thomas, mientras otros tuvieron que ocultarse, o como Sánchez, fingir enfermedad. Ante la situación, los Trinitarios se vieron desorganizados, pero pudieron recuperarse al quedar su movimiento de independencia bajo el liderazgo de Francisco Sánchez del Rosario . Obligados a la clandestinidad, los Trinitarios se dividieron en dos grupos. Mientras uno estaba al mando de Sánchez y de Vicente Celestino Duarte, el otro estuvo dirigido por Mella, quien había sido dejado en libertad. En el exterior, Duarte buscó armamentos y otros recursos, principalmente en Venezuela y Curazao. Al no tener el éxito esperado, ordenó hacer uso de los bienes familiares en beneficio de la causa independizadora.
Además de los Trinitarios, los Separatistas afrancesados se movilizaron calladamente y obtenían el beneplácito del Sr. Levasseur, Cónsul general de Francia en Puerto Príncipe. A través de él ofrecieron entregar Samaná si Francia apoyaba o protegía la Separación. Contando con tal apoyo Bueneventura Báez y sus seguidores planearon dar un golpe en abril de 1844.
Enterados del plan de los afrancesados, los Trinitarios decidieron adelantarse. Para enero de 1844, algunos hombres públicos como Tomás Bobadilla habían sido incorporados al movimiento. También para esa fecha publicaron un manifiesto como contraparte a otro publicado por los afrancesados en Azua. Mientras estos últimos justificaban la necesidad de separarse de Haití y acogerse a la protección de Francia, los Trinitarios invitaban a la rebelión abierta. En el manifiesto que hicieron circular profusamente, y el cual redactó Bobadilla, se establecía "el deber de los pueblos de sacudir el yugo", al mismo tiempo que anunciaba los males que había engendrado la ocupación haitiana, pero sin incitar al odio o a la venganza".
Para febrero, la situación de Santo Domingo hacía propicio llevar a cabo el plan de la separación, como también las condiciones del gobierno de Herard, quien enfrentaba numerosos problemas en Puerto Príncipe y otras zonas occidentales, razón por la cual se había retirado de la región dominicana meses atrás con el apoyo de los hateros seibanos, los Trinitarios acordaron reunirse en la Puerta de la Misericordia el día 27 por la noche, y de allí marchar hasta el Baluarte del Conde, al mismo tiempo que se posesionaban de algunos sitios estratégicos. Una vez en el Baluarte izaron la bandera, y en medio de la agitación, las tensiones del momento y de un breve tiroteo que se produjo, proclamaron la independencia. La misma no sólo constituía el fin del predominio haitiano, sino el nacimiento de la Republica Dominicana.
Se conocé que Matías Ramón Mella, entre los disparos que acontecían lanzó un famoso tiro de trabuco al grito de "viva la República Dominicana".