LA POSADA DE LA LUNA (ROL MEDIEVAL)

[LennaSuace]

El Operio decidió reflexionar sobre la extraña situación en la que se encontraban. A donde dirigiera su mirada, no veía más que gotas que, bien sabía él, eran lágrimas. Todas, excepto cinco (asumiendo que Sir Godofredo estaba ahí) eran iguales...

¿Lo eran?

La pregunta surgió de su cabeza como un eco. Volvió a ver a todos lados, esta vez prestando más atención. Fue cuando cayó en cuenta que había una sutil diferencia entre gota y gota "Tal y como correspondería a cada historia en particular... ¡No sé cómo pude pensar que todas las lágrimas son iguales!" Eso, pensó, complicaba más el tener que reconocer a sus compañeros de viaje de entre todas las gotas de dolor que ahí coexistían.  

[LennaSuace]

Lenn no paraba de agitarse. Tras escuchar la indicación de reconocer a sus compañeros trató de desplazarse en aquel mar de gotas, sin poder hacer muchos avances.

Para ella estar en ese apuro era como desperdiciar momentos valiosos. ¡Había tanto que hacer! Tenía que pelear para que su pueblo no pretendiera hacer un levantamiento oscuro contra el resto del mundo, tenía que ayudar a un espíritu a encontrar su descanso... tenía que redimirse a sí misma ante sí misma.

Giró sobre sí misma (era lo único que podía hacer) lo único que veía era dolor en forma de lágrimas. Lágrimas que brillaban y susurraban su historia. Cientos de historias, todas diferentes

El dolor es una constante: en cada uno existe. Y aún así, hay tantos tipos de dolor...

Ese susurro llegó y se fue, pero hizo que Lenn pusiera un alto en su agitación. "El dolor es una constante... eso es verdad. Pero cada quien lo vive a su manera, y por eso hay tantas historias encerradas en este lugar"  

[LennaSuace]

El Silverino estaba intrigado. Por primera vez tenía contacto con tantos seres a la vez. Le dolió encontrar historias de varias criaturas cercanas a los Silverinos y que habían sido raptados del Bosque (había varios Dilos - especie de pajarillos mensajeros del Bosque, que habían sido atrapados en su labor y muertos de desesperación).

Sacudió la cabeza (en la medida que se lo permitía ser una bolita de pelos transformada en una gota) y trató de concentrarse en el problema que tenía ante sí. Había que reconocer a las lágrimas que no pertenecían a ese mundo.

"Dentro de este espacio lleno de dolor la única manera de ser diferente es brillar por la ausencia de dolor, pero aquí no distingo ausencia de dolor... lo cual significa que mis compañeros humanos, y yo mismo, estamos sufriendo. ¿Cómo diferenciarnos?"  

[LennaSuace]

"Somos iguales, pero somos distintos..." pensó el Operio. Si todas las lágrimas (incluyéndolos a ellos) eran de dolor, ¿qué los hacía diferentes?

"¿En qué somos diferentes?" se preguntó Lenn.

"Nosotros... ¡estamos vivos!"

Una vez hubieron llegado a la misma conclusión, Lenn, el Operio, el Silverino se dedicaron a escuchar los susurros de las lágrimas, esperando escuchar alguno que no hablara del pasado.

"Mi vida es privilegiada" escuchó Lenn que contaba una historia "Vivo defendiendo el nombre de mi patria y el honor me baña de la cabeza a los pies. Sin embargo no puedo darme el lujo de ser egoísta y poseer algo que sólo sea mío y que merezca que de mi vida por ello. No puedo tener una familia que perpetúe mis sueños". Al mirar hacia arriba (de donde le pareció que venía la voz), se percató de una lágrima que brillaba de un modo peculiar... como si jamás hubiera sido derramada.

"Alein..." susurró Lenn suavemente.  

[LennaSuace]

"Vivir en un mundo al que se va sólo a morir... ser considerado un demonio sólo por cumplir un deber... saber que existe mucho más alrededor pero no poder salir a contemplarlo, ¡qué destino más triste!"

Lenn dirigió su mirada hacia abajo y vió una lágrima que parecía estar rodeada de un aura de soledad.

"Ese tiene que ser el Silverino" pensó ella.  

[LennaSuace]

Alein vió brillar una lágrima distinta a todas las demás. Ésta lágrima brillaba con una calidez increíble, atrayente. Poco a poco se dejó arrastrar por esa calidez, aproximándose a una voz suave que repetía únicamente:


"Vivir"


El Operio también se percató que dos lágrimas más eran atraídas a esta lágrima, en la cual reconoció a Lenn. Al juntarse las cuatro lágrimas, formaron una brillante perla que iluminó el espacio y quedó flotando a la expectativa.


((Me pregunto qué habrá sido del Caballero. No he querido escribir su historia sino que he saltado a la fusión))  

[sir godofredo]

((No se, mejor por el momento no hacer ninguna mención a su personaje, por si acaso se le ocurre venir otra vez algún día...))

La luz fue creciendo hasta enceguecerles por completo. Cuando pudieron ver nuevamente estaban rodeados de una espesa niebla plateada brillante, pero pudieron reconocerse unos a otros: habían recuperado sus cuerpos. Entonces escucharon de nuevo a las voces del lago que, en perfecta armonía y al unísono, cantaban:

Habeis conocido el secreto del lago de las lágrimas,
allí donde esperamos nuestro fin o algún consuelo.
Los corazones hablan, la prueba ha sido superada:
Podeis partir en paz, nobles viajeros.

Mas no olvideis jamás lo que aquí habeis vivido
que no hay peor cadena para el alma que el olvido.
Ahora somos uno, vosotros y nosotros,
De vuestro honor y actos pende nuestro destino.

Ahora sois también hijos del Bosque de la Luna,
vuestras vidas y almas ya le pertenecen.
Cuidad de no morir lejos de aquí, pobres criaturas,
o en este lago lloraréis eternamente.

Las voces fueron menguando junto con la niebla hasta que ninguno pudo ya escucharlas. Ya disipada la anterior blancura, se encontraron a sí mismos en un paraje enteramente distinto de en el que habían estado antes: altos árboles de copas abiertas que dejaban pasar la dorada luz del sol les rodeaban por todas direcciones, y no había ni rastro del lago o de los sombríos parajes de aquella mañana.

Pero eso no era todo lo que percibían: de alguna manera, su paso por el lago había operado una transformación profunda en cada uno, y aunque no sabían muy bien de qué se trataba, podían sentir al propio bosque y sus habitantes, llenos de vida y luz, dándoles la bienvenida...  

[sir godofredo]

Sir Godofredo estaba pensativo, pero, curiosamente, su rostro se veía relajado y lleno de luz, tanto que daba la apariencia de ser mucho más joven, casi como de la misma edad que Alein. Dándose cuenta de cómo le miraban extrañados, les dijo:

"Espero que os hallais dado plena cuenta de lo que ha tenido lugar aquí. De ahora en adelante nuestro destino está vinculado al del bosque mismo, y ello trae gran peligro para nuestras almas, aunque también tiene alguna que otra ventaja si lo considerais cuidadosamente."

Un ruidito de ramas quebradas llamó la atención del grupo hacia un promontorio cercano, y ahí vieron cómo un caballo plateado se asomaba por entre los árboles. El lago, al parecer, no se había olvidado de sus monturas.

"Bueno, al menos no tendremos que caminar!" Dijo ya más animado el anciano al ver esto. "Y bien, no desaniméis por lo ocurrido. Aunque sea difícil de concebir, las almas atrapadas en el lago todavía tienen una oportunidad de salvarse. No será nada fácil de lograr, pero cuando estuve en las ruinas descubrí un mapa de cómo era el bosque hace miles de años, antes que los hombres comenzaran a destruirlo. Desde entonces se ha reducido grandemente en tamaño, pero si volviera a su estado original, o al menos lo suficiente para cubrir aquellos sitios en donde cada una de sus criaturas perdió la vida, las lágrimas derramadas podrían reintegrarse al bosque y sus almas descansar finalmente."

Entonces miró al silverino, quien parecía estar muy triste. Para intentar animarlo le dijo: "Y vos, pequeño amigo, me parece que ya no dependéis de Alein o Nielsen para moveros de aquí para allá: al menos no mientras estéis dentro del Bosque. Por cierto, ¿no habéis pensado en un nombre por el que podamos llamaros? 'Silverino' me parece un sustantivo poco amigable!" bromeó.  

[LennaSuace]

El Silverino no se había percatado de que ya no estaba en brazos del caballero, sino hasta que lo escuchó de Sir Godofredo. Miro a todos lados y chilló de júbilo. Empezó a corretear por todos lados y por fin se detuvo para responder:

"Os digo que para mí, que siempre he estado atado a este Bosque, es una liberación dejar de ser parte de una trampa. Soy ahora una criatura libre, siempre del Bosque, pero que ya no tendrá ningún impedimento en explorar el mundo.

En cuanto al nombre, os suplico que me llaméis Philus (Filus). Ese nombre perteneció a un antiguo sabio al que le tuve mucho aprecio"  

[LennaSuace]

Lenn estaba extasiada... el Lago había roto su vínculo con Lahar y su extraño destino. Se llevó las manos al cuello como si esperara darse cuenta de esa manera de la desaparición de la mancha oscura - marca de la magia negra de Lahar.

Por otra parte, Alein no salía de su asombro. Más que por los extraordinarios cambios de sus compañeros (la juventud súbita del otrora anciano Godofredo, la desaparición de la oscuridad de Lenn y la libertad del Silverino), estaba atónito por lo que aquello significaba para él: su vínculo con Vesper, y la Orden de los Operios, estaba roto.

Se sintió desorientado y temeroso, por primera vez en mucho tiempo.

El silencio del paraje fue cortado por un grito agudo: entre las ramas de los árboles apareció una pequeña águila que voló en picada hacia Alein y se detuvo ante él, como si fuera un colibrí. Al cabo se transformó en una gota de sangre que regresó al pecho del antes Operio.

Alein cayó de rodillas. De alguna manera se sentía como si al dejar la Orden se quedaba sin un hogar. De su abstracción lo sacó un abrazo de Lenn. Sir Godofredo lo miraba comprensivamente a unos pasos de distancia.

Tenerlos cerca lo reconfortó enormemente; se disponía a abrazar a Lenn cuando una feliz bola de pelos blacos (Philus) lo tacleó.  

[LennaSuace]

((Oye: ese lago es toda una fuente de la juventud, ¿eh? Toma nota que la edad de Alein es de 38 - 40 años. ))  

[sir godofredo]

((Je je, en realidad nada tiene que ver con el lago. ¿O es que no has prestado atención a las demás veces en que le ha ocurrido lo mismo? wink Y no, no ha rejuvenecido milagrosamente: sigue teniendo canas y arrugas, pero "algo en él" lo hace verse y sentirse más joven de lo que en realidad es...))

Con una sonrisa, Sir Godofredo felicitó a su peludo compañero de viaje por el muy apropiado nombre que había elegido. Luego se quedó pensativo unos momentos, y les habló de esta manera:

"Que ahora seamos hijos e hija del Bosque no quiere decir que nuestra primera y verdadera patria nos haya abandonado por completo. Lo que sí os diré es lo siguiente: que el vínculo con la Vida y con la Tierra es mucho más fuerte que con las organizaciones arbitrarias creadas por el ser humano, como los países y religiones. Nuestra herencia social y de sangre aun es fuerte -por ello Philus no podrá abandonar el bosque a menos que lo haga con Alein o Nielsen-, pero mientras estemos aquí, bajo esta influencia, nuestras demás alianzas quedarán en segundo plano, casi imperceptibles, pero siempre presentes."

Nadie sospechaba cómo el anciano sabía todo eso, ya que era la primera vez que él mismo se había enfrentado al Lago, y ninguna leyenda que el Operio conocía contaba sobre el efecto en los que pasaban la prueba de las lágrimas. El anciano, sin embargo, parecía inusualmente convincente con sus palabras, como si fuera un asunto muy conocido para él...

"La tarde está ya sobre nosotros. Sugiero buscar un lugar para pasar la noche y despertar con el alba. Aunque el lago nos ha acortado varios días de marcha, esta región todavía está algo lejos de nuestro primer objetivo: la Ciénaga Negra."

Y efectivamente, el sol dorado teñía ya de naranja el cielo de occidente, visible por entre el dosel del bosque desde la posición algo elevada en que se hallaban. Miles de luciérnagas comenzaban a salir de sus escondites diurnos en preparación para su danza de luces y sombras, al tiempo que todo a su alrededor se llenaba de actividad ante el cambio de ciclo vital.  

[LennaSuace]

Alein se arrancó de la espalda al peludo aguafiestas, quien saltó a los brazos de Lenn y se acomodó plácidamente.

Todos empezaron caminar en busca de un refugio. Fue Alein quien se acordó de otra particularidad del Bosque:

"Busquemos un Calab, podremos refugiarnos en sus raíces" Lenn no tenía idea de lo que podría ser un Calab, así que se limitó a seguir a los demás. Sir Godofredo apuntó por fin a uno de los enormes árboles del lugar y Alein se acercó a sus enorme raíces, firmemente plantadas en la tierra.

"Acercaos todos y poned una mano en una raíz". Cada uno hizo lo suyo y, con asombro de Lenn, las raíces empezaron a retraerse hacia el enorme tronco. El movimiento continuó hasta formar una especie de gruta subterránea.

Se asomaron a la entrada y pudieron distinguir una especie de claridad proveniente de la tierra. "A los Calab no les gusta el fuego, así que ofrecen cierta luminosidad a quienes permiten habitar en ellos", musitó mecánicamente Philus al ver aquello.

Entraron y dieron con un espacio muy cómodo que parecía haber sido diseñado para los cinco viajeros.  

[sir godofredo]

La noche transcurrió plácidamente dentro de aquél árbol maravilloso. Cada uno de los viajeros, incluido el silverino, tuvo un descanso profundo, y aunque despertaron antes del amanecer, ninguno sentía pesadez o incomodidad alguna. La sensación, si la pudieran comprender, era como el sentir de un niño que todavía no ha dejado el vientre de su madre...

Conforme cada uno fue despertado, notaron cómo un leve sonido, somo de la brisa entre las ramas de un árbol, o como el cantar de un arrollo en verano, invadía la estancia bajo las raíces del Calab. ¡Era como si el propio árbol les estuviese susurrando cariñosamente para que despertaran!

Como gesto de agradecimiento, una vez afuera el anciano extrajo de su camisa un cordón dorado que usaba para cerrar el cuello, que luego ató a una de las ramas más bajas del generoso árbol. La mayoría de las personas no habría entendido este gesto, pero Philius se encargó de explicarlo: "El Calab estará contento noble anciano; los espíritus del aire gustan mucho de esa clase de ofrendas. Pero según recuerdo hace ya siglos que los humanos habían perdido la costumbre."

Sir Godofredo le respondió sonriente: "No en Anmunmirai, mi tierra natal. Ahí las familias de linaje más antiguo, como la mía, siempre conservaron estos pequeños ritos. Bueno, al menos hasta la invasión Lahariana." La sonrisa se desvaneció de su rostro al pronunciar las últimas palabras.

Luego del desayuno dijo al grupo: "Si continuamos hacia poniente llegaremos en pocos días a la Ciénaga Negra, hogar predilecto de los trasgos del bosque. Ahí podremos obtener información valiosa, pero debo advertiros que antes debemos obtener una buena provisión de este musgo". El anciano tomó un saco que llevaba al cinto y sacó de él una muestra para que todos supieran de qué hablaba. "Nos servirá para hacernos unas mantas que, con ayuda de un sencillo conjuro, nos ayudarán a camuflarnos."

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[LennaSuace]

Todos se dieron a la tarea de recolectar la especie de musgo señalada por Sir Godofredo. El musgo no sólo se distinguía por un característico color verde esmeralda y un penetrante olor, sino que también se reconocía por su empeño a no dejarse despegar de las rocas donde se encontraba.

Aleín fue de gran ayuda con su espada de viento. El musgo era un ser vivo, y cortarlo sin precauciones provocaría su muerte y, por ende, no podría utilizarse de la manera que el anciano había señalado.

Philus se volvía loco con el aroma del musgo, y Lenn tuvo que sostenerlo para evitar que saltara sobre él para comérselo.

Finalmente se acumuló suficiente musgo para los cinco.