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Y ésta sí es del día de hoy. Desde aquí hago extensiva una infinita mentada de madre al presidente del Perú, Alan García Pérez. Espurio como pocos (¿será que son pocos?) y con creencias por demás elitistas, dice representar a un pueblo del cual no se siente parte. Miren que llegar a decir que los indígenas "no son ciudadanos de primera clase, ni son de importancia" cae en el ápice de la estupidez.
El Perro Fascista de Alan García y su nueva entrada en escena Kaos en la red
Introducción Tenemos que dejar bien en claro, de que los levantamientos populares nunca han sido, y nunca lo serán, un capricho. Todo levantamiento popular viene a ser una respuesta legítima a la violencia estructural ejercida por una formación socioeconómica que se ampara sobre la base de leyes impopulares o leyes que se alejan de los intereses de nuestros pueblos. El que muchos tomen posiciones contra dicha respuesta sólo podría estar en la fuerte influencia que ejercen sobre las Masas los Medios de Difusión Masiva que, por lo general, están controlados por grupos de poder interesados en mantener un status quo que pueda beneficiar su propia reproducción. La prensa está al servicio de quienes ejercen el Poder, de ningún modo la podríamos ver al servicio del Pueblo. Son verdaderos enemigos del Pueblo que gustan moldear la opinión pública de acuerdo a los moldes impuestos por los que mandan. De ninguna forma ella es una Prensa Libre. Lo que llaman “Prensa Libre” es un completo disfraz que se utiliza para engañar al Pueblo mostrándose como una herramienta a su favor. La Prensa al servicio del Capitalismo es un arma a favor de los intereses capitalistas. Nunca, dentro de una formación socioeconómica capitalista, la Prensa capitalista estará a favor de los intereses de nuestro Pueblo. Y si la hubiera, únicamente será una ilusión pasajera. Por otro lado, en formaciones socioeconómicas capitalistas u opresores, cada vez que nuestros pueblos obtengan éxitos a nivel organizacional, operacional o confrontacional, el Estado siempre habrá de utilizar mecanismos afines que busquen de alguna forma frenar el éxito de la fuerza arrolladora popular y así poder contener la amenaza que esa fuerza podría significar para sus intereses o los intereses de la gran burguesía criolla o internacional. Frente al éxito organizacional, operacional o confrontacional de los pueblos, las mentes dictatoriales no tendrán la mínima vergüenza en sacar a la calle a las fuerzas militares o coercitivas para asesinar o contener a su propio pueblo. Colombia, México y Perú no son de ninguna forma dulces “Democracias”, como se nos quiere vender. Por tanto, cuando la fuerza de las reivindicaciones sobrepasa el límite de lo “aceptable”, la fuerza del Estado se hace notar en función exclusivamente de hacerlos callar o anular. Es así que, cada vez que al Estado se le escapa de las manos el control de las explosiones populares, habrán de poner a funcionar medidas definidas comúnmente como “Estado de Emergencia”, “Estado de Sitio”, “Estado de excepción”, “Toque de queda” etc., con una única función: callar o anular la explosión popular. Cuando los niveles de organización, confrontación y poder de convocatoria son más exiguos en comparación con niveles existentes en Bolivia y Perú, el Estado responderá con algunas leyes para amedrentar a los movimientos en pie de lucha. Aplicaciones como la “Ley Antiterrorista” o “Ley de Seguridad Interior del Estado”, como bien sucede en Chile con el pueblo indígena Mapuche o el propio pueblo chileno, serán aplicadas para acallar o anular cualquier movimiento indígena o popular que se atreva a querer cambiar el actual estado de cosas. Cada Estado en particular, tiene sus formas de enfrentar las justas luchas de nuestros pueblos. No existe mucha diferencia en cuanto a las formas pero sí en cuanto a los grados de fuerza que implementan frente a alguna fuerza popular. Es así que en algunas partes podremos ver cómo un Estado, frente a una efervescencia social, habrá de poner en marcha mecanismos distorsionados para socavar la fuerza popular mediante la fuerza distractora, la fuerza manipuladora, la fuerza divisionista, o mediante la fuerza coercitiva. Últimamente estamos siendo testigos de cómo el Estado peruano, mediante la fuerza coercitiva busca frenar la efervescencia popular protagonizada por los pueblos indígenas del Perú. No es ningún descubrimiento particular el saber que la Gran Prensa Capitalista difunda algunos efectos del levantamiento indígena y popular, sin ahondar en las causas de dicho levantamiento. Como tampoco no es ningún descubrimiento los tamaños de cobertura que se les da a estos casos; ni tampoco la forma en que la Prensa Capitalista-Dependiente, fuera del Perú, se habrá de hacer eco de lo que difunda la Gran Prensa Capitalista. Su proceder en contra de los intereses de nuestros pueblos es parte connatural de su estructura. Por lo tanto, no nos debería extrañar ver difundir por estos medios las “preocupaciones” de un “EEUU y su pueblo”, o lo que llaman “Comunidad Internacional” o “Unión Europea”, sobre la violencia de las protestas en Irán luego de sus elecciones o la “preocupación” de los mismos por el cierre de algunos “Medios de Comunicación” en Venezuela. La Gran Prensa Capitalista nunca habrá de hacerse eco de las demandas populares a menos que beneficie sus o los intereses particulares de grupos de Poder. El pueblo peruano puede ser asesinado, encarcelado, desaparecido, torturado, violentado, censurado, etc., y aún así la Gran Prensa Capitalista le dará la importancia como si nada estuviese pasando. Pero sí que pegarán el “grito en el cielo” al difundir las “preocupaciones” de un “EEUU y su pueblo” y, si es apoyada por EEUU, las “preocupaciones” de una “Comunidad Internacional” o de una “Unión Europea”.
Levantamiento indígena y popular Bastaría comprender la línea política trazada por el presidente del Perú, Alan García Pérez, con su famoso “perro del hortelano”, para comprender en parte todo este levantamiento indígena y popular. Si con su escrito: “El síndrome del Perro del Hortelano” (publicado en Octubre 2007, Periódico “El Comercio”) queda plasmado implícitamente su naturaleza fascista; con la matanza en Bagua (05 Junio) deja al descubierto, explícitamente, ante el mundo, su naturaleza fascista y dictatorial. La misma naturaleza que se le conoció en su primer mandato presidencial (1985-1990) y que NO debe ser olvidado: matanza de los penales (Lurigancho, El Frontón y Santa Bárbara), más de 250 prisioneros políticos y prisioneros de guerra, ya rendidos, fueron cruelmente asesinados en 1986; matanza en Cayara (30 campesinos, aproximadamente, asesinados), ejecutada en 1988; matanza de Accomarca (69 campesinos asesinados), realizada en 1985. Todos cometidos por las fuerzas militares del Perú. Y para qué hablar de su naturaleza corrupta, la mejor cara que se le vendió al mundo. Para el perro fascista de Alan García los indígenas alzados son ignorantes, son salvajes, son “extremistas”. Pero, además, los pobres son una clase “parasitaria”; los campesinos con “propiedad ociosa” pertenecen a “comunidades artificiales” y con propiedades “aparentes”; los pescadores artesanales no saben lo que les conviene a sus intereses; los trabajadores informales, que no “fortalecen” la Caja de Pensiones y el Fondo del Seguro Médico, son trabajadores que no dan “valor” a su trabajo y que no aportan a la economía del Perú; etc. En definitiva son “perros del hortelano” los que impiden el “Desarrollo” de los peruanos y los culpables de que el Perú se siga “empobreciendo”. Sólo a una mente criminal y vende-patria, como la de Alan García, se le habría de ocurrir ir en contra de los intereses del propio pueblo peruano, para el beneficio de intereses capitalistas foráneos. ¿Dónde quedó aquel discurso sobre el “nuevo consenso latinoamericano”, cuando este perro asumió nuevamente la presidencia en Julio del 2006 y que se podría resumir de la siguiente manera: “necesitamos un Estado que avance en el empleo y la justicia y que afirme la participación ciudadana sin exclusiones”? ¿Asesinar al pueblo peruano, encarcelar o procesar a luchadores por los derechos de todo un pueblo, cerrar emisoras radiales, señalar como “agitadores” a sacerdotes que respaldan la lucha de los indígenas, aprobar leyes en contra de los intereses del pueblo indígena y peruano y a espalda de ellos, aprobar tratados comerciales sin pensar en los intereses del pueblo mas que en los propios intereses y los intereses de la gran burguesía capitalista, etc., a esto llama “justicia”, “participación ciudadana”?
La Sabiduría indígena frente a la sabiduría popular y combativa Los pueblos indígenas de la amazonía peruana saben bien la importancia de sus tierras. Saben lo que es bueno o lo que es malo para sus tierras. Y no porque lo pueda avalar algún “estudio” en particular, no. Sino porque ellos viven y han vivido años (miles de años) de lo que les ha dado la madre tierra, y porque esos miles de años los ha dotado de una sabiduría en armonía con la madre tierra que muchos podrían llegar ha envidiar. Saben bien, lo desastroso que llegan hacer los trabajos de explotación petrolera sobre sus territorios ancestrales. Lo han vivido y lo siguen viviendo. La explotación petrolera está allí, contaminando día a día los ríos; dividiendo progresivamente al país en lotes de explotación petrolera. Los derrames de petróleo y la descarga de agua contaminada sobre los ríos, así como la quema de elementos químicos que luego baja junto a las lluvias, son una cruel realidad que afecta la vida de cientos de miles de indígenas como la vida de todo ser viviente, habitantes de esas tierras. Teniendo todo eso en cuenta, no nos podría sorprender la multiplicación de enfermedades por la cruda contaminación que las compañías petroleras vienen provocando. ¿Y el Estado brinda algún apoyo para hacer frente a sus problemas? “¿Cómo entonces las primeras compañías petroleras llegaron a esas tierras y los indígenas no se lo impidieron?”, se habrán de preguntar muchos. Pues porque antes, entre los indígenas, existía mucho desconocimiento sobre el verdadero peligro que representaban las compañías petroleras y porque, además, al no haber vivido las consecuencias directas que podría causar la extracción petrolera, no podía existir alguna hostilidad significativa. Estamos hablando de pueblos humildes y que viven desconectados, por voluntad propia, de la cultura occidental. Lo mismo ha pasado con lo que se les ha vendido como “Desarrollo”. Muchos han comprendido de que el acceso a “servicios occidentales” como el agua, luz, teléfono, televisión, edificios, etc., significa en la práctica perder gradualmente sus costumbres, estructuras sociales y estrategias de convivencia que han estado junto a ellos miles de años. Existe ahora una hostilidad significativa porque bajo el gobierno de turno, con Alan García de presidente, se ha incrementado significativamente las concesiones de petróleo y gas, a compañías extranjeras, de un 25% a un 72% o 75% aproximadamente. Y más aún cuando han decretado una serie de leyes que vulneran de sobremanera los derechos de los pueblos indígenas y de los campesinos; y ha criminalizado la protesta social, como bien lo dejó plasmado en el 2007. No por nada, las demandas indígenas han tenido una considerable aceptación entre la población campesina y popular. Al igual que el pueblo indígena organizado, los campesinos organizados del Perú saben bien cuando ven afectados sus intereses, como también los trabajadores en general, los estudiantes, mineros, pobladores: todos organizados por una lucha en común en contra de los usurpadores y opresores del pueblo peruano. (Nota 1: Según un estudio científico y de ningún grupo ecologista, elaborado por dos organizaciones estadounidenses e investigadores de la Universidad de Duke, el 72% de la selva peruana está cubierta por lotes hidrocarburíferos. Eso nos puede dar una idea de lo preocupante que viene a ser todo este asunto.) La lucha indígena, por tanto, no es sólo la lucha por defender sus derechos, es la lucha de todos los peruanos. Los indígenas muertos, no han muerto por sólo defender sus derechos. Los indígenas muertos, como bien dijo una mujer víctima de los abusos cometidos en Bagua, han muerto en defensa de todos los peruanos. El problema indígena no se resolverá con pildoritas, sino suprimiendo de raíz la actual lógica burguesa. Que se puedan derogar los decretos legislativos 1090 y 1064, en la práctica no significa mucho. Puede resultar el haber ganado una batalla, mas no habrá de significar haber ganado la guerra. Y la guerra es lo que hay que ganar. Derogarlas sólo puede constituir una jugada para poder calmar las “aguas turbulentas” y poder disminuir, de alguna forma (ejemplo: buscar dividir a las organizaciones más representativas), toda la fuerza movilizada en el Perú (dejando a unos “contentos” y a otros en la eterna “sala de espera”) e intentar mandar un mensaje hacia el exterior de que las cosas se han “arreglado”, por lo que “pueden mirar hacia otro lado”. No debemos olvidar de que a nivel mediático e internacional los que han estado en la silla del conflicto, en todo este tiempo, son los indígenas y nadie más. No nos hablan de las demás fuerzas sociales como lo son los campesinos, los mineros, los estudiantes, o los trabajadores en general. Sólo han puesto mediaticamente e internacionalmente al pueblo indígena para así poder ocultar las reivindicaciones de los demás actores sociales y populares...
Revolucionaria · Sun Jun 21, 2009 @ 12:40am · 0 Comments |
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